La estética de Narcos es, cuanto menos, cuestionable. Dudamos que el look cartel de Medellín pueda influir a Alessandro Michele o a Raf Simons. Pero tiene algo de fascinante. Las sudaderas de Pablo Escobar. La chaqueta de cuero de Pedro Peña. Las gafas de sol de Murphy. Los polos y las camisas de manga corta de los sicarios… Todo es a la vez lo peor y lo mejor de los 80.
Pero sí hay un outfit que resulta extrañamente atractivo, ese es el de Pacho Herrera. El capo gay obsesionado con los coches de lujo –en la vida real tuvo 70 automóviles de grandes marcas- y extramadamente sádico luce unas camisas de seda brillantes que han hecho perder la cabeza a medio Internet.